El diario de Robert Vergnes termina abruptamente en una página blanca, del jueves, 20 de diciembre y pasa al jueves siguiente. Y, lo que él presentía acercarse los últimos días rápidamente llegó, demasiado rápido, el accidente: estúpidamente mortal. El motor, de nuevo se malogro – en un lugar peligroso donde todo el mundo debería haber guardado todo la calma, actuar con rapidez, porque todavía nada se había perdido – no quiso encender. Habría sido necesario de seguir los consejos de prudencia elemental, que se imponían desde hace días. Debería haber sido prudente no partir ese viernes 21 de diciembre: el barco sobrecargado, el mar demasiado agitado y con un motor no seguro. Version Française