Los días fueron dedicados a la vida submarina. La inclemencia del tiempo no permitió la exploración de la cueva por Robert Vergnes. El retraso acumulado durante el viaje, obligo a Jacques Dumas a abandonar la idea de realizar una la película. Tuvo que conformarse con la fotografía del fantástico pescado zarabanda, que frecuentaban las aguas de la isla. Todas las especies estaban representadas en el menú festivo,  todos los  colores tropicales mantarayas de 5 metros de ancho. En cuanto a los tiburones, blancos, grises, azules y martillos, que pululaban junto a barracudas,  meros, bonitos y morenas gigantes.
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