La aventura, la llevamos en la sangre. Partir a la aventura, significa meter todos sus sueños de niño en una maleta, y además, aquello que jamás llevara un turista: la profunda emoción de ir hacia lo desconocido, siempre más lejos, para descubrir algo… ¿Que? Nadie lo sabe. A lo mejor nada. Pero que importa.
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